domingo, 14 de junio de 2009

"CURIOSIDADES, EL HOMBRE DE PALO"

Juanelo Turriano.....El primer Tronik , fue gran inventor y relojero..... Podremos hablar de su vida o también del momento tan relevante que fue para los grandes inventores.

No era un relojero cualquiera, sino el relojero de dos de los reyes de España más importantes, Carlos I de España y V de Alemania y Felipe II.

Entre los trabajos de Juanelo se cuenta con una amplia colección de figuritas con movimiento, algunas de las cuales se empleaban en teatrillos para la distracción de la nobleza, entre los que se encontraba el Rey Carlos V.

También hizo autómatas como complemento a los relojes, sus mecanismos son de suma perfección, ya que era el relojero del reino.

Carlos V al retirarse en su vejez a Yuste, le invitó a acompañarle para enseñarle a construir estos danzarines.
Cada autómata contaba con un complejo sistema mecánico, se podían observar las piezas que componen algunos autómatas y danzarines y su sistema de uniones para accionar su funcionamiento.
De aquí que se le atribuyera la construcción de EL HOMBRE DE PALO.

Más que una leyenda, podríamos encuadrar este capítulo dentro de las múltliples curiosidades que pueblan la ciudad de Toledo.

Los datos y hechos históricos, fehacientes, se muestran una vez más entrelazados con las dotes costumbristas con las que la gente impregna la realidad:


Esta calle es la primera que se encuentra yendo desde la plaza del Ayuntamiento hacia Zocodover por el arco de Palacio; precede a la del Comercio, con la que empalma en la plaza de las Cuatro Calles, y bordea el claustro catedralicio por su costado septentrional.


A la mayoría de los viajeros y turistas que indefectiblemente circulan por ella le sorprenderá tan pintoresca denominación, pese a estar en Toledo, donde todo es sorprendente.


Según nos cuenta Julio Porres en su documentadísima obra Historia de las calles de Toledo, en esta zona se situaba en la Edad Media el alcaná, o judería menor, con su multitud de pequeños comercios, hasta que fue asolada en la peste de 1391; ocasión que aprovechó el cabildo para expropiarlo y construir el citado claustro, iniciado por el arzobispo don Pedro Tenorio en 1389, que dio lugar al actual trazado de esta vía.


Todavía la vecina calle de la Sinagoga recuerda esta circunstancia.


Desde entonces y hasta el siglo XVI, se conoce sucesivamente con los nombres de Cal de Francos, Asaderías y Lonja.


No es hasta el siglo siguiente cuando se empieza a hablar y escribir del Hombre de Palo -sin ir precedido de calle, por suponerse enclave de todos conocido- y entonces empiezan las elucubraciones.


Para el cronista Horozco, se trataba de un AUTÓMATA DE MADERA colocado en este lugar para celebrar la fugaz vuelta de Inglaterra al catolicismo: "Hombre de palo armado con vn escudo en el lado izquierdo y en el braÇo derecho vna talega, hincado en vn madero, y andábase alrrededor y en tocando en el escvdo volbía y dava con la talega de arena a quien pasaba y le dava", como en tantas fiestas populares que aún se conservan.


Por asociación de ideas, se adjudicó al célebre JUANELO TURRIANO(diseñador y creador del célebre "artificio") la autoría de lo que hoy llamaríamos un robot, con la misión de recorrer diariamente las calles recabando limosnas en vistas de que, como no le pagaban lo suyo, andaba en la más negra miseria.


Cuando los maravedíes llegaban al fondo de la hucha, el muñeco hacía más reverencias que un japonés, señal de que, al menos, Toledo tenía mala conciencia de su ignominioso comportamiento con el genio de Cremona, comparado por algunos co el mismo Leodarno Da Vinci.
Otros cronistas, más conservadores y menos imaginativos, como Moraleda y Ramírez de Arellano, aclaran que se trataba en realidad de un muñeco de madera, estático por supuesto, colocado en un lugar de los más frecuentados de la ciudad, como era y sigue siendo éste, y provisto de una hucha o alcancía destinada a recoger las limosnas del personal para la construcción del cercano hospital, posteriormente conocido como del Nuncio Viejo.
Tan benemérito nuncio se llamaba Ortiz y puede que no fuese ajeno a este invento.
Debía de ser algo muy parecido a tantos muñecos actuales de cartón piedra, plástico o lo que sea, colocados en las puertas de grandes almacenes, laboratorios fotográficos, parroquias y otra suerte de establecimientos, provistos también de la correspondiente hucha o buzón donde recoger óbolos con fines caritativos, carretes fotográficos o cartas a los Reyes Magos. La gracia del que nos ocupa reside en su precocidad.
No es de descartar que tal muñeco de palo siguiese desempeñando su función mendicante hasta que el citado hospital fue trasladado por el cardenal Lorenzana, a finales del siglo XVIII, a un nuevo emplazamiento.Es por tanto, una vez más, la confusión la que dota de nombre a una de las calles más transitadas por turistas y toledanos, la calle "Hombre de Palo".

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